sábado, 18 de junio de 2011

Almas pequeñitas


"A esta hora exactamente, hay un niño en la calle... No debe andar la vida, recién nacida, a precio, la niñez arriesgada a una estrecha ganancia porque entonces las manos son inútiles fardos y el corazón, apenas, una mala palabra..." (Armando Tejada Gómez)


Cuando roban una billetera o un celular son los pibes chorros, los villeros, los menores de edad. Víctimas de un sistema perverso de consumo, de un mundo individualista e insensible. Son el vacío en todo sentido. De ellos nadie se hace cargo, nadie comprende sus problemas, nadie intenta resolver sus conflictos, sus penas y desdichas. Los encierran. Les privan de su libertad sin reflexionar sobre los orígenes y las consecuencias. Ojos cargados de lágrimas contenidas, cuerpitos frágiles que deambulan, manos extendidas por un mañana, sonrisas efímeras de un presente lastimoso. En ellos se observa un futuro incierto que siempre promete pero solo cumple con cárcel y encierro. Son niños y niñas, seres humanos con derechos y convenciones. Corazones inocentes que merecen una vida digna, rostros invisibles que piden un feliz porvenir.