lunes, 18 de octubre de 2010

Interrogaciones al Ser

"Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?" (M.C.S.)

¿Es necesario pertenecer a un “ismo” para valer como ser humano, para sentirse comprometido e interpelado? ¿Es menester simpatizar con un símbolo o una doctrina para conmoverse con una consigna o identificarse con un reclamo? ¿Vale más decir “soy de tal partido” o “de tal movimiento” que motivarse por motu proprio, sentirse “tocado”, indignado, con algo que nos parece desacertado e injusto? ¿Hasta qué punto la formación política tiene que ver con estar de un lado o del otro? ¿Acaso el ideal está vinculado al concepto de aferrarse con un único pensamiento o sentimiento absoluto? ¿La pasión, el entusiasmo, la empatía no son suficientes a la hora de movilizarse y resistir ante una determinada problemática que nos atraviesa como seres pensantes y emocionales? ¿Suena como una postura cómoda tal vez considerar que no sea necesario asociarse, inscribirse o agruparse dentro de un colectivo específico a fin de perseguir un objetivo en común y así poder plantear nuevos desafíos en esta sociedad atravesada por las leyes del mercado e inmersa en complejidades?

(Preguntas y más preguntas… Me hacen entender que sólo sé que me falta mucho por experimentar, por conocer, por aprender y volver a probar).

lunes, 11 de octubre de 2010

Patrimonio del olvido


“La cultura es la sonrisa con fuerzas milenarias, ella espera mal herida, prohibida o sepultada
a que venga el señor tiempo y le ilumine otra vez el alma” (L.G.)

Iluminado por los rayos del sol que atraviesan sus grandes ventanales y penetran los anchos pasillos, el antiguo Hotel Savoy parece tener vida propia. En los amplios salones y en cada habitación se respira una atmósfera de principios del siglo XX y a pesar de permanecer en ruinas, la historia del patrimonio resiste en sus paredes.

Entre los escombros y el fuerte olor a humedad, el Savoy me recibe en cada uno de sus espacios con un estado de lamentable deterioro, motivo de la desidia y la indiferencia de varios gobiernos que se sucedieron en los últimos 20 años, desde que quedó abandonado.

Estremece ver la eutanasia de un gigante. Conmueve respirar el olvido entre sus estructuras débiles. El Savoy lucha por no caer. Lucha por salvar su historia. Lucha contra la ignorancia y el desinterés de aquellos modernos conformistas. Lucha frente a la resignación del progreso. Aún no deja de respirar y se mantiene de pie por recuperar la memoria de un pueblo.

(Fotografía de una de las habitaciones del Hotel Savoy. Posadas, Misiones 5/10/10)